Soberbio y orgulloso, el ser humano fue condenado a la mutua incomprensión. Dios, furioso por la desobediencia de los seres que había creado, lanzó sobre ellos la desdicha de la multiplicidad de los idiomas. Así, hoy 30 de septiembre, se celebra a quienes tienen la tarea remediar de algún modo esta separación original: los traductores.
Babel y los traductores
La frase es italiana, aunque casi un cliché en cualquier lengua romance. Traduttore, traditore. Son ellos quienes, de alguna manera, tratan de suplir el error humano por antonomasia: la soberbia. Desde la Grecia clásica hasta el cristianismo, el ser humano tiende a creerse más de lo que es. La hybris de los antiguos, aquella por la que ya los dioses del Olimpo castigasen a muchos humanos. En el mito de Babel, la desdicha que pesará sobre la raza humana es la que probablemente lleve, aún hoy, a los mayores infortunios. La incomprensión, en el nivel más evidente, como la multiplicidad de las lenguas. Aunque también esa incomprensión pueda ser pensada como la improbabilidad del humano de ‘hablar con verdad’. Y al ‘decir’, la imposibilidad de referirse a ‘lo que las cosas sean’. Atraparlas. Apresarlas.
El origen de la celebración también se remonta a las Sagradas Escrituras. Aunque esta vez, en honor a quien fuera el traductor de la Biblia: Jerónimo de Estridión. Profesión milenaria, probablemente tras la disolución de esa lengua original. En el año 2017, uno de los organismos de las Naciones Unidas estableció la fecha de celebración enfatizando, precisamente, la tarea fundamental del traductor. Poder entablar diálogos, en un titánico esfuerzo de mutua comprensión, entre la pluralidad de seres con lenguas maternas diversas del mundo.
A su vez, retomando la soberbia humana, quizás quepa preguntar si pretender comprendernos entre nosotros no sea un derivado más de ella misma. Desafiar la desdicha a la que hemos sido condenados, en un esfuerzo a través del cual, según el dicho italiano, nos volvemos a condenar en una traición dentro de nuestra misma especie.
La traducción
De nuevo, traduttore, traditore. Traición a la lengua de origen y, también, a la lengua que se traduce. Un salto insoslayable en el que los sentidos invocados por el autor se escapan. Necesario esfuerzo hermenéutico para recuperar aquello a lo que las palabras dejan de referir en el pasaje de una lengua a otra. Umberto Eco, filósofo y semiólogo italiano, reflexiona respecto al papel creativo de los traductores, negociantes entre dos idiomas. Crítico de la frase italiana referida, reivindica la complejidad de la tarea del traductor.
En el caso del italiano, por ejemplo, que solo cuenta con la palabra nipote, el pasaje a lenguas con más términos como nieta, nieto, sobrina y sobrino jamás será sencillo. La traducción como una tarea desafiante, la más desafiante de todas, por su carácter original e intrínsecamente conflictivo: reunir a los seres humanos a partir de una separación irresoluble, la multiplicidad de los lenguajes. Traducir los lenguajes pero, fundamentalmente, superar la soberbia humana por medio de la comprensión.
Autora de portada: María Gabriela Cisterna
¡Feliz día, traductores!
¡Feliz día a todos los traductores! 🎊