Cada ciudad tiene sus comidas al paso típicas. Tienen estacionalidad y, por ejemplo, cuando el invierno empieza, los carritos en las calles cambian su oferta. Los frutos secos son un clásico en distintos países. En Italia, las castañas calientes. En Tucumán, el típico praliné, un dulce, que puede comprarse en casi cualquier calle del microcentro.
Frutos secos en Tucumán: el praliné
En primer lugar, el praliné puede hacerse a base de distintos frutos secos, avellanas y almendras. El de maní es el que puede encontrarse en Tucumán como un clásico. Quienes viven en la capital hace generaciones, recuerdan a los vendedores de entonces. Quienes continúan hoy con la tradición, heredaron el oficio de sus padres. Como Luis, que trabaja hace más de sesenta años en la calle Muñecas entre Córdoba y San Juan. Acompañando a su padre desde los siete años aprendió, heredando, el trabajo que hoy continúa. O Franco Juárez, quien trabaja en la calle Maipú entre San Martín y Mendoza. Cuando no está él, es el padre quien está en el puesto. Franco, heredero también del oficio y el conocimiento de la preparación.
En medio del frío, el cielo gris y la melancolía que se extiende por las calles, sobre todo a la mañana temprano y cuando empieza a oscurecer, los puestos de praliné tienen, además, confites, manzanas acarameladas, maní salado caliente, nueces y almendras. El aroma a caramelo dulce y el calor emergen de las grandes ollas de cobre en las que se prepara la mezcla. Algo similar ocurre en Italia con las castañas calientes. Ellas se preparan en grandes discos de metal, donde se calientan y luego son servidas en cucuruchos de papel. Típicas de la temporada Navideña que coincide con los fríos más intensos. En Roma, son uno de los atractivos de comida al paso para los turistas.
La ciudad durante el frío
Aunque la temporada fría sea la temporada seca en Tucumán, la llovizna atraviesa los abrigos inadecuados y congela. En el frío, tanto Luis como Franco trabajan preparando las confituras y vendiéndolas a los transeúntes. A lo largo de las calles se alzan distintos puestos de ellas, donde sus dueños trabajan hace años.
Se suman los pochoclos y el praliné de nuez. Los aromas de una ciudad marcan los recuerdos que se generan sobre ella. Y, aunque Tucumán tenga múltiples aromas, entre los entrañables está el del dulzor que invade algunas de las calles céntricas. El calor que irradia el puesto cuando en la olla se desarma el azúcar que luego será caramelo cubriendo el maní.
Las recetas para hacerlo son múltiples, se pueden comer de diversas maneras. Acompañando postres o como snacks al paso. Los principales pasos a seguir son la preparación del caramelo a partir del azúcar y, una vez que se ha vuelto líquido, el agregado de los frutos. Lo fundamental, y en lo quienes llevan años en la tarea son especialistas, es cuidar que la mezcla no se queme y no se pegue. Para mayor disfrute, es casi un deber comerlos aún tibios, más durante el invierno.
Autora de la imagen de portada: María Gabriela Cisterna
Buenísima la nota.
Qué rico!
Sono buonissimi!