En medio de los Valles Calchaquíes, en la ciudad de Amaicha, vive el verdadero sabor tucumano y se llama Achalay. Allí Silvia Díaz y Jorge Sánchez comenzaron con la producción de fruta y viñedos para realizar diversos productos que empiezan a resaltar en el Norte. “El proyecto inicial fue plantar frutales para el consumo familiar y después surgió la idea de producir mermeladas sin conservantes ni colorantes, es decir, naturales y sanas. Comenzamos con algunas viñas de mesa que son para consumo, luego se fueron ampliando y al mismo tiempo empezamos con los frutales: pera, manzana, durazno, membrillo y agregamos uvas Malbec. Con las uvas Malbec y torrontés comenzamos con los vinos“, cuenta la fundadora.
Entre las delicias que se destacan aparecen las mermeladas de pera, higo, manzana, durazno, dulce de membrillo en pan y jalea. Mientras que los vinos son Malbec y torrontés dulce, seco y rosado tardío. La pareja es la encargada de llevar adelante el proyecto, entre los dos realizan el proceso de la producción de las frutas. Al mismo tiempo, Silvia encabeza la elaboración de las mermeladas mientras que los vinos los produce una bodega a la que le envían las uvas.
Achalay: el origen del nombre
El nombre resuena en la identidad norteña, y Silvia revela el porqué del nombre que lleva su emprendimiento: Achalay. “Es una expresión que utilizo desde chica y me gustó para el nombre del emprendimiento y de las mermeladas. Los vinos que forman parte de Achalay tienen otro nombre que es ‘De solo Estar’ que es otra expresión que recuerdo de las charlas familiares de mi infancia”. Pero la palabra tiene su origen en el qechua, en ese idioma quiere decir “¡que lindo!”, “¡qué bueno!”. Sin dudas el nombre hace referencia explicita a la calidad y el gusto de los productos del los sabores tucumanos.
“Las mermeladas, los dulces de membrillos y las jaleas las realizamos sin productos químicos destacando el sabor de la fruta y evitamos utilizar agroquímicos. En cuanto a los vinos también se evita la utilización de agroquímicos en el crecimiento y desarrollo de la viña. Si bien el cambio climático se hace notar, Amaicha se caracteriza por tener días de mucho sol y de viento lo que distingue nuestros productos“, resalta Silvia al respecto.
El futuro del proyecto
Achalay es un emprendimiento nuevo y tiene mucho camino por recorrer. Además de los productos que ya se elaboran y comercializan, los dueños aseguran que por el momento no van a ampliar el catálogo. Y anticipan que el lugar todavía no está pensado para las visitas al público pero es un proyecto a futuro. Silvia revela que en una oportunidad tuvieron la experiencia de mostrar las viñas y los visitantes compraron uvas y disfrutaron también de las mermeladas.
Las sensaciones son muy buenas y positivas. La pareja revela que están muy contentos con Achalay y que los entusiasma seguir con más. “El proyecto a futuro es crecer con la producción de frutas, viñas y la elaboración de los productos. Siempre acompañados del contexto climático y las tareas de labranza”, explica Silvia. Como sucede con los negocios que recién inician, la pareja invita a todos a seguirlos en sus redes sociales y también a comprar los productos, que son entregados por sus propios dueños.
Autor de la foto de portada: @achalay_frutosamaich
