Nave Tierra nació hace ocho años como un proyecto inédito en Tucumán. En su página de Facebook se lee: “nos encargamos de que ninguno de los componentes de cada artículo de electrónica que llegue a nuestro centro de reciclado vaya a parar a la tierra. Es un camino más largo pero no imposible”. Te invitamos a conocer más sobre el centro de reciclaje en esta nota.
El difícil equilibrio entre conciencia y coherencia: así surgió Nave Tierra
Nuestro entrevistado es Sebastián Ogayar, un escritor tucumano, que en 2012 publicó Sistema avestruz (qué es y cómo salir de él). Las ideas ahí expresadas servirían de base para el nacimiento de Nave Tierra unos años más tarde. En Sistema avestruz, el autor pone “en una balanza imaginaria a la conciencia y a la coherencia. El libro habla de que el capitalismo es el responsable de las grandes crisis que afrontamos los humanos y muestra una chance para no depender de él: la autosustentabilidad”, comenta.
Bajo la idea de que si adquirimos conciencia y no aplicamos la coherencia, algo anda mal, Sebastián detectó una incoherencia en sí mismo. “Yo era el primer incoherente con respecto al medioambiente: no estaba haciendo todo lo que sabía que podía hacer”. Así pudo reconocer en el reducir, reciclar y reutilizar una oportunidad para obtener recursos desde lo que para el sistema es basura.
De esta manera, hace unos diez años Sebastián comenzaría a involucrarse con estas cuestiones. Armó grupos, encuentros, talleres de reciclado y medioambiente junto a la agrupación Dar x Dar.
Nacía una Nave de reciclaje en Tucumán
En este camino, “Nave Tierra nace exactamente hace ocho años, aunque primero se llamó Arte chevere reciclado. Luego nos empezamos a dedicar exclusivamente a reciclar ‘chatarra electrónica’. A día de hoy somos seis trabajando. Lucía y Luz, en la parte administrativa; Esteban y Julio en la parte técnica. Y actualmente tenemos dos voluntarios: Axel y Maxi. Maxi colabora con el desarme de las impresoras. Axel, por su parte, permanentemente está dando una mano en lo que se necesite en relación al desarme. Por último, yo soy como un comodín”, cuenta riéndose.
¿Cómo explicarías a alguien que no conoce Nave Tierra lo que es?
“Es un centro de reciclado de electrónica, donde nos encargamos específicamente de que ninguno de los componentes de los aparatos que recibimos termine contaminando la tierra. Los desechos electrónicos se desarman y con las partes recuperables emprendemos nuevos proyectos -entre los que incluimos el arte-. No derivamos nada a ser quemado o enterrado, nuestro ideal es no contaminar, cuidar el medioambiente y generar consciencia sobre todo en dos puntos”, detalla Sebastián.
“En primer lugar, está la cuestión de la obsolescencia programada, para lo cual son necesarias nuevas leyes. Este tema se ve principalmente en las impresoras. Hacen falta leyes para que una marca no fabrique impresoras en las que sólo puedan realizarse trescientas impresiones y después no se puedan encontrar repuestos o los cartuchos sean más caros que la misma impresora”. Sabemos que existen leyes al respecto en países europeos, pero no en Argentina.
Autor de la imagen: Sebastián Ogayar.
“En segundo lugar, está el tema de la obsolescencia percibida: esta tiene que ver con nuestras conductas en tanto consumidores. Hoy con facilidad tendemos a creer que algo ya está viejo o que no sirve. Por ejemplo, si vemos que nuestro celular tiene una raya en la pantalla, automáticamente pensamos que es tiempo de cambiarlo, a pesar de que esa línea no moleste en absoluto”. Podemos decir que aquí radica nuestra poder decisión, pues se pone en juego la capacidad de ser menos permeables a las estrategias de marketing que fomentan el estar a la vanguardia tecnológica.
¿Cuáles son los mayores desafíos a los que se enfrentan?
“En este momento el gran desafío es equiparnos, necesitamos herramientas de trabajo. En ese sentido, estamos recibiendo donaciones de herramientas: destornilladores, pinzas, equipos para soldar, porque se gastan rápido. Eventualmente esperamos tener nuestra trituradora de plástico”, cuenta Sebastián.
“El otro gran desafío pasa por llegar cada vez a más gente. Es clave que la comunidad sepa de la existencia y las actividades del centro de reciclado. Tienen que saber que todo lo que traen acá no contamina. Por el contrario, cuando la basura electrónica llega a alguien que se dedica a la electrónica -por ejemplo- éste podría aprovechar las partes que le interesan y tirar el resto.
Si se tratara de un monitor viejo, un tubo contaminaría cuarenta mil litros de agua. Estos tubos de vidrio contienen plomo y demás minerales. Nosotros en vez de tirarlos lo enviamos a una cámara en la que se los hace implosionar, y de ahí -en grandes toneladas- lo mandamos a Mendoza donde el vidrio es fundido. Finalmente esos vidrios y minerales no contaminan”.
Si tenés chatarra electrónica en casa…
La “Nave” se encuentra ubicada en Santa Fe 1974. Se recibe cualquiera de los productos detallados en el flyer de lunes a viernes, de 9 a 14hs. “Cabe mencionar que estamos recibiendo impresoras (hay que pagar $200 por cada una) y que no estamos recibiendo plásticos blandos, vidrios, telgopor ni tetra pack”, aclara Sebastián.
Autor de imagen destacada: Facebook Nave Tierra.
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