Reciclaje: ¿Cómo aportar nuestro granito de arena?

En un mundo dañado, es necesario hacer una pausa y tomar conciencia. El 17 de mayo se estableció como día del reciclaje. La única forma de rescatar nuestro planeta es colaborando entre todos. Aunque sea con pequeñas acciones podemos ser de gran ayuda para la Tierra. Debemos comenzar por eliminar el siguiente pensamiento: “¿De qué sirve que YO no tire el papel en el suelo, si el suelo ya está lleno de basura de todas formas?”… y así millones de personas que no dejan de contaminar y ensuciar porque “de todas formas ya está sucio”.

Reciclaje, un proceso consciente

El reciclaje implica un proceso de concientización cultural. Hasta hace poco, nosotros solamente teníamos que sacar los desperdicios a la vereda, y ‘mágicamente’ desaparecían. Ahora, tenemos contenedores -en los que deberíamos dejar la basura en determinada franja horaria- y también un principio de clasificación de residuos.
Estamos acostumbrados a lo descartable, a la practicidad, a la celeridad. Nos sumergimos en una vorágine de consumo compulsivo.

En los supermercados, vemos la fruta pelada en un empaque de plástico, y tenemos esa imagen tan incorporada en nuestra cotidianeidad que no nos detenemos a pensar en lo grotesco de este hecho. La fruta se pela, es separada de su contenedor natural biodegradable y es colocada en uno artificial -que permanecerá en esta Tierra hasta después de nuestra muerte-. ¿El objetivo? Ahorrarnos la necesidad de pelar la fruta por nosotros mismos. 

¿Cómo podríamos empezar a modificar nuestra conducta?

El reciclaje, como concepto, se refiere a darle nueva vida a cosas que ya para nosotros eran irremediablemente desechos. Sin embargo, todo lo que se desata a causa de la idea de reciclar abarca querer hacer de este mundo un lugar mejor: sin basura, sin suciedad, sin contaminación. Un mundo donde se respete la naturaleza, disfrutemos del aire puro, de aguas cristalinas, un mundo en el que nos agrade vivir. El reciclaje es solamente una pequeña rama. ¿Cómo podríamos colaborar? Se empieza con colaboraciones mínimas: levantar la materia fecal de nuestras mascotas en lugares públicos u ofrecer una bolsita sanitaria al dueño.

Asimismo, podríamos también sostener el papel del caramelito en la mano un par de metros hasta llegar al basurero o hasta llegar a nuestras casas. Tratemos de no caer en la comodidad, la indiferencia, el facilismo, evitemos comprar cosas excesivamente industrializadas como la fruta de la que hablamos ut supra.

El reciclaje se incorpora progresivamente

Está al alcance de todos buscar, al menos por las redes sociales, lugares que se encargan de darle otra vida a lo que para nosotros ya es basura. En Facebook encontramos diferentes grupos de personas que buscan constantemente cosas para reciclar, por ejemplo, para reciclar chatarra electrónica: Nave Tierra, emprendimientos como Glass World, ropa second hand, de diseño, como Luz del Alma, cuentas para aprender como consumo.con, etc. A un click de distancia.

Empecemos por cambiar nuestra mentalidad y la de las personas a nuestro alrededor. Contactemos con quienes  trabajan con esto. El mundo es nuestro hogar y esta pidiéndonos ayuda. Es función de cada uno de nosotros, como sus habitantes y guardianes, mantener todo en orden. Imagínense, si no cuidamos nuestra única casa, nadie lo hará por nosotros.