El pasado 30 de noviembre se celebró, a nivel nacional, el Día del Mate. Por eso, le dedicaremos esta nota ya que difícilmente deje de formar parte de la vida y la cultura de muchas personas.
El mate y su historia
A pesar de que es un tema discutible, se considera que tiene orígenes guaraníes. Ellos utilizaban las hojas como objeto de culto, como moneda en sus trueques y también, como una bebida.
Los conquistadores aprendieron de los guaraníes sobre el uso y las virtudes de la yerba mate y se encargaron de difundirlo, principalmente, en el Virreinato del Rio de la Plata. Años más tarde, gracias a los jesuitas, el consumo se popularizó.
Símbolo de unión
Si preguntamos a los habituales bebedores de mate qué es para ellos esta bebida, no dudarán ni un segundo en contestarnos que es unión. Está claro que el mate es unión. “Sentarnos con mis amigos y empezar a cebar el mate. Automáticamente aparecen las charlas más profundas” comentan muchos.
Esta tradicional bebida genera, en cuanto aparece en una reunión, un ámbito de intimidad. No se lo suele compartir con desconocidos, y si tal es el caso, no perdura ese “silencio incómodo” que nos aleja de la otra persona.
La verdad es que esta bebida está presente en casi todos los ámbitos de nuestra vida. Mientras se estudia, durante charlas con amigos, para desayunar, para matar el hambre entre comidas, para hacer dieta porque “llena”. Son realmente infinitas las oportunidades en la que podemos encontrarlo. A pesar de todo, siempre se genera la contienda mate o café, porque la relación con el mate es extremista: o nos gusta o no lo toleramos.
Tomar mate en pandemia
Actualmente, la tradición de compartirlo -la bombilla- se vio frenada por la aparición del Covid-19. Aun así, se mantiene la costumbre de “compartir” un mate con las debidas precauciones, como la distancia social y en esta nueva normalidad, cada uno con su propio mate y su propia bombilla. Durante las actuales clases virtuales o home office, esta tradición no pierde ni por un segundo su protagonismo.
Su presencia en el extranjero
El mate nos representa incluso en el extranjero. Es difícil encontrarnos con alguien que no conozca esta popular bebida que suele consumirse en países sudamericanos. Quizás no conozcan concretamente de qué se trata o cómo se llama pero, sin dudas, ubican su existencia.
En Europa, ya es casi corriente encontrarnos en algunos negocios con paquetes de yerba, mates en sus distintos formatos y bombillas de todos los estilos.
Muchos europeos tuvieron, en algún momento, la oportunidad de probarlo, e inmediatamente relacionarlo con el té. Esto se debe gracias al espíritu viajero de muchas personas que lo consumen y que no se atreverían a dejar en casa a este fiel compañero de vida.
¿Cómo se prepara un buen mate?
Interrogante que alguna vez apareció en una ronda de habituales bebedores de mate. La forma de prepararlo es casi personalizada.
Sin embargo, se dice que la forma “correcta” de prepararlo es la siguiente: se llena tres cuartas partes del recipiente y se lo sacude boca abajo tapando la boca del mate con la mano. Luego se deja toda la yerba apoyada contra uno de los lados del recipiente, de forma que al pararlo se acomoda de forma oblicua. Se agrega un poquito de agua tibia –nunca hervida– en la parte donde hay menos yerba, se deja reposar unos segundos y se introduce la bombilla. Finalmente se comienza a agregar el resto del agua.
Preparar el mate es un ritual. Generalmente, en todo grupo hay una persona que es automáticamente designada para prepararlo y lo hace con el mayor de los cuidados. Significa unión, charlas, intimidad, cultura. Es nuestro símbolo en el mundo. Una tradición que atravesó siglos y que va a permanecer hasta el final de nuestros días. Un estilo de vida.