Todo tucumano alguna vez tuvo la oportunidad de probar este producto tan característico de nuestros veranos. Fresco, dulce y tradicional, no solo la podemos encontrar de la mano de su típico vendedor que anuncia su presencia al grito de “¡ACHILATAAAAA!” sino que también es el corazón de un interesante emprendimiento.
Para muchos probablemente sea una novedad saber que esta preparación tiene origen italiano. Esta nota es para sus fieles seguidores y para aquellos que aún no tuvieron la oportunidad de probarla. Los invitamos a conocer un poco de su historia.
“Hay gelata“
La achilata es una especie de helado, característico de la provincia de Tucumán. Su origen se remonta a la época de la llegada de la inmigración italiana a la Argentina. El nombre con el que la conocemos hoy en día, Achilata, proviene de la fonética de la frase “Hay Gelata” que pronunciaban los vendedores callejeros, y la tergiversación de la fonética llevó a que se llamara de esta forma.
Autor: Facebook La Reina de la Achilata
En un principio se preparaba con el hielo que se recogía del granizo, pero con la aparición de los aparatos congeladores fue sustituido por el hielo producido artificialmente que luego era molido. Así fue como este dulce alcanzó su actual popularidad.
Su preparación consiste en combinar el hielo molido con colorantes -preferentemente jugos de frutas- y azúcar de caña en la mayoría de los casos. Una vez que se logra obtener una mezcla suficientemente homogénea, ésta se coloca y se prensa en moldes.
¡Podemos encontrarla en todas partes!
Al igual que el helado, la achilata no conoce frenos. Pero encontramos su cúspide de consumo en primavera y verano, cuando altas temperaturas azotan Tucumán. Podemos encontrar al achilatero prácticamente en cualquier plaza, cancha de fútbol, a la salida de los colegios, en las horas pico. En cualquier situación donde se produzca una aglomeración de personas, sea cual fuere el motivo, allí va a presentarse la oportunidad de comprar este dulce tan característico.
Autor: Facebook La Reina de la Achilata
Esta tradición muchas veces gana la contienda frente al helado, no solo porque hay muchas más oportunidades de comprarla, sino porque su precio es más accesible y esto se debe a su proceso de fabricación. Solo basta con llamar al achilatero para evitar que desaparezca entre la multitud y elegir entre un conito o un vasito de telgopor. Algunas veces podemos encontrarla también como palitos de achilata.
La reina de la achilata
La popularidad de este producto creció tanto que se convirtió incluso en el protagonista de este emprendimiento. Me refiero a La reina de la achilata. Ella es Andrea Godoy. La idea de su emprendimiento surgió en 2014 cuando su hermana contrató un achilatero para que los invitados de su casamiento (que en su mayoría no eran oriundos de la provincia de Tucumán) pudieran probar este producto a la hora del postre. Desde entonces consideró que sería una buena idea brindar un servicio de achilata en eventos. Comenzó su negocio en 2016. Participa en toda clase de celebraciones desde casamientos y cumpleaños hasta eventos realizados por empresas.
Autor: Facebook La Reina de la Achilata
No solo hizo un emprendimiento con uno de los productos más distintivos de Tucumán, sino que además lo lleva a otro nivel: ofrece la opción de degustar la achilata con una salsa, la posibilidad de estar presente con achilatas de colores particulares para acompañar un evento temático, y una variedad de tragos de achilata como Achivodka y Ronchilata. Actualmente está construyendo su propia fábrica de achilata y desarrollando una achilata apta para diabéticos.
La achilata representa mucho más que una tradición para la mayoría de los tucumanos. Como resume en su slogan “Es pura felicidad“.
